Comunicación Greencities&Sostenibilidad 2012/Comunicaciones Científicas/Edificacines

1. Resumen

La inercia térmica de la envolvente de un edificio estabiliza la temperatura interior, reduciendo la variabilidad provocada por el clima exterior. Esta cualidad proporciona ahorros en el consumo energético de climatización.

Existen numerosas soluciones constructivas y sistemas activos para el aprovechamiento de la inercia térmica. En este trabajo se han considerando soluciones que van desde los cerramientos con hormigón celular, hasta los sistemas evaporativos (en los que el calor latente de vaporización se transforma en calor sensible reduciendo la temperatura del cerramiento), pasando por los materiales de cambio de fase, que proporcionan una gran capacidad de acumulación de energía térmica en un intervalo estrecho de temperaturas.

Para evaluar las prestaciones térmicas de las distintas soluciones se ha calculado la transferencia de calor a través de cerramientos, desarrollando modelos de los mismos. En el caso del hormigón celular y los materiales de cambio de fase ha sido posible evaluar el factor de amortiguación térmica y el desfase térmico. Los resultados obtenidos confirman que el cerramiento tradicional de doble hoja no es la solución constructiva más óptima en clima mediterráneo. Asimismo, es posible mejorar las prestaciones térmicas de la envolvente de los edificios usando algunas de las soluciones propuestas.

2. Introducción

En España, hasta hace poco, las construcciones de edificios, tanto de viviendas como del sector terciario, se proyectaban sin tener en cuenta la influencia directa de los elementos pasivos de la edificación en el consumo energético. El hecho de ejercer esta forma de construcción, se ha debido en gran medida al desconocimiento sobre las posibilidades que proporcionan los elementos pasivos para reducir el consumo energético. Una de estas posibilidades es el aumento en la inercia térmica del los cerramientos. En efecto, la inercia térmica de la envolvente de un edificio estabiliza la temperatura interior del mismo, reduciendo la variabilidad provocada por el clima exterior (Turegano et al., 2003). Esta cualidad habitualmente proporciona ahorros en el consumo energético de climatización.

Existen numerosas soluciones constructivas y sistemas activos para el aprovechamiento de la inercia térmica. Sin embargo, la inercia de los cerramientos es un tema dejado al margen de la actual legislación española. De hecho, el Código Técnico de la Edificación no hace referencia explícita a la relación entre inercia térmica y demanda energética del edificio, aunque al utilizar el programa de cálculo de la limitación de la demanda energética, LIDER, a través de algunos parámetros implícitos sí que se tiene en cuenta la inercia del cerramiento. La situación es diferente para los países del norte de Europa, de climatología templada pero no mediterránea; por ejemplo, el estándar Passive House para la certificación energética de edificios de Alemania tiene en cuenta la inercia térmica de los cerramientos utilizados para el cálculo del confort estival.

Asimismo, el uso de la estabilidad térmica proporcionada por sistemas que aprovechan la inercia depende de las condiciones climatológicas (Vidrih et al., 2008). Por ejemplo, en Europa según el clima continental o mediterráneo, la estabilidad térmica se utiliza para favorecer el sobrecalentamiento de un espacio o la refrigeración de este. De hecho en el norte de Europa se suelen combinar los elementos pasivos de captación solar con los beneficios proporcionados por cerramientos con la inercia térmica (Badescua et al., 2003).

En este trabajo se analiza el efecto de la inercia en clima mediterráneo, considerando distintas soluciones que van desde los cerramientos construidos con hormigón celular, hasta los sistemas evaporativos (en los que el calor latente de vaporización se transforma en calor sensible reduciendo la temperatura del cerramiento), pasando por los materiales de cambio de fase, que proporcionan una gran capacidad de acumulación de energía térmica en un intervalo estrecho de temperaturas.

3. Objetivo

El objetivo principal de este trabajo es proponer y validar soluciones constructivas basadas en la inercia térmica que supongan un ahorro energético respecto a las soluciones convencionales. Las soluciones estudiadas están basadas en diferentes alternativas como el hormigón celular, los sistemas de enfriamiento evaporativo y los materiales de cambio de fase.

4. Casos de estudio

En este estudio se han considerado 3 tipos de soluciones constructivas, descritas a condición.

4.1. Hormigón celular

Es interesante optimizar las propiedades del cerramiento dado que, según el uso y los patrones de ocupación del edificio, es posible utilizar sistemas pasivos que limitan el aporte de energía proveniente de los sistemas activos. Habitualmente, los cerramientos están formados por un número arbitrario de capas, cada una de las cuales está caracterizada principalmente por su espesor, su conductividad térmica, su calor específico y su densidad. Sin embargo, existen materiales nuevos que permiten construir cerramientos monocapa con propiedades térmicas muy interesantes, como es el caso del hormigón celular.

El hormigón celular es un material mineral que se obtiene a base de arena de sílice, cemento, cal y un agente de expansión, siendo éste responsable de la estructura microalveolar que se genera durante el proceso de fabricación. Se puede fabricar en diferentes densidades. Éstas rondan entre los 350 y los 700 kg/m3, tratándose pues de un material mucho más ligero que el hormigón convencional. La ligereza del hormigón celular permite que los bloques sean de grandes dimensiones con un peso reducido.

La solución que se ha adoptado en este estudio es la de la marca comercial Ytong (grupo Xella, Alemania). En esta solución, los bloques son de 62,5 cm de longitud, 25 cm de altura y 25 cm de espesor. Este material tiene un coste de 35 €/m2, al que se añade un coste de colocación de 15 €/m2. Los bloques de hormigón celular disponen de un elevado aislamiento térmico lo cual permite la ejecución de cerramientos de una sola hoja, bajo el cumplimiento del CTE. Los revestimientos exteriores e interiores se pueden realizar con pinturas monocapas compatibles, para lo cual se planteó un mortero a modo de enfoscado.

Asimismo a la hora de estudiar la inercia térmica, interesa considerar el efecto de la presencia de aislamiento térmico y de su posicionamiento. La conclusión más relevante de diferentes estudios, que relacionan la inercia térmica con el posicionamiento del aislante con respecto a la componente masiva del cerramiento, es que un espacio con cerramientos aislados por el interior permitirá cambiar su temperatura (para su calefacción o refrigeración) más rápidamente que un espacio con cerramientos aislados por el exterior. Por ello se ha decidido estudiar el efecto de colocar una capa aislante en el exterior.

Las principales características tanto de los bloques de hormigón celular como del aislante y del enfoscado vienen recogidas en la tabla 1.

Tabla 1. Propiedades de los materiales que forman los cerramientos con hormigón celular

Capa

(interior a exterior)Espesor (m)Conductividad (W/(m·K))Densidad (kg/m3)Calor específico (J/kg-K)AbsortividadHormigón celular0,250,1140010000,6Aislante

(Poliestireno extruido)0,030,043014500,9Enfoscado0,021,30190010000,6

4.2. Materiales de cambio de fase

Un material de cambio de fase (Phase Change Material, PCM) es aquel que experimenta un cambio de estado a una temperatura determinada. Los PCMs son una de las formas más eficientes de almacenamiento térmico, debido a que son sustancias con un alto calor de fusión y solidificación a una cierta temperatura, siendo capaces de almacenar y liberar grandes cantidades de energía. El calor es absorbido o liberado cuando hay cambios importantes de un sólido a líquido y viceversa, por lo que PCM se cuenta como unidad de almacenamiento de calor latente (LHS). Durante el cambio de fase, la temperatura se mantiene constante mientras que el material absorbe energía.

Para la aplicación de un PCM en una fachada es necesario que el proceso de cambio de fase sea totalmente reversible y sólo dependa de la temperatura. Además, la temperatura de cambio de fase debe ser adecuada y el cambio de fase debe producirse en un valor discreto o en un pequeño intervalo de temperaturas, denominado ventana térmica (Espeau et al.,1996). Finalmente, el material debe estar disponible en grandes cantidades en el mercado con una coste razonable, para que sus uso sea viable técnica y económicamente.

Los materiales de cambio de fase líquido-sólido más comunes en el rango de temperaturas entre 20 °C y 80 °C son las ceras de parafina, las sales hidratadas, las mezclas eutécticas y los ácidos grasos (Abhat, 1983). Las ceras de parafina están disponibles en el mercado, pero su calor latente (hasta 200 kJ/kg) es sólo la mitad del de las sales hidratadas, las cuales son más baratas pero presentan bajas temperaturas de fusión y son sensibles a la corrosión en contacto con metales. En cuanto a  las mezclas eutécticas, intervienen dos componentes con punto de fusión (solidificación) más bajo que el que poseen los compuestos individualmente. Un ejemplo de ello es la mezcla de sal con hielo. Finalmente los ácidos grasos tienen un calor latente parecido al de las ceras de parafina, pero son más caros.

La tendencia a aligerar el peso de los materiales y de los sistemas constructivos – para abaratar costes de producción, reducir los tiempos de ejecución, facilitar su manejo, reutilización, etc. – ha suscitado el interés por la incorporación de PCM en los sistemas de construcción, con el fin de incrementar su capacidad de almacenamiento térmico, y con ello reducir las elevadas variaciones de temperatura y el consumo energético en los edificios (Neila Gonzalez et al., 2008).

En este trabajo, la solución considerada incorpora un PCM comercial (Energain, DuPont, EE.UU.), aplicado sobre la parte interior de una fachada construida con hormigón celular Ytong, cuyo precio es de unos 55 €/m2 aproximadamente.

4.3. Enfriamiento evaporativo

El enfriamiento evaporativo es un proceso de transferencia de calor y masa que ocurre como consecuencia del calor latente de vaporización al convertir el agua líquida en fase vapor. Como resultado de este proceso se produce una disminución de la temperatura y un aumento de la humedad del ambiente. El enfriamiento evaporativo es, por tanto, especialmente indicado para climas cálidos y secos.

Los sistemas de enfriamiento evaporativo pueden clasificarse en directos, indirectos y mixtos. En el enfriamiento evaporativo directo, el aire enfriado y con mayor humedad es introducido directamente en el recinto objetivo. En el enfriamiento evaporativo indirecto se enfría un elemento intermedio que por radiación, conducción y/o convección disminuye la temperatura del recinto objetivo. Presenta menos eficacia que el enfriamiento evaporativo directo, aunque como ventaja cabe citar que no incrementa la humedad del ambiente a acondicionar. El enfriamiento evaporativo mixto es una mezcla de los dos anteriores. Los ejemplos más representativos serían los sistemas de enfriamiento evaporativo cerámico, en los que se usan elementos porosos cerámicos que contienen o están empapados de agua, de forma que parte del enfriamiento producido en la vaporización es cedido al ambiente y parte al material mismo que contiene el agua.

La literatura sugiere varias formas de incluir el enfriamiento evaporativo en una fachada como:

  • Fachadas cubiertas por películas de agua en movimiento (Ghosal et al., 2003; He et al., 2008)
  • Fachadas ventiladas enfriadas mediante sprays (Naticchia et al., 2010)
  • Fachadas con enfriamiento evaporativo a través de materiales porosos (Chen et al., 2010; He et al., 2011)

La solución óptima desde el punto de vista energético es la generación de una cortina en la superficie del muro interno en contacto con la cámara ventilada. La figura 1 presenta un esquema del sistema estudiado. El sobre-coste de este sistema con respeto al sistema de fachada ventilada convencional se estima entre 400 y 500 € para una fachada de 300 m2.

Figura 1: Esquema general de la fachada ventilada con sistema de enfriamiento evaporativo

Figura 1: Esquema general de la fachada ventilada con sistema de enfriamiento evaporativo

5. Metodología

5.1. Criterios para la estimación de la eficiencia de las soluciones constructivas

Tal y como se ha comentado, el objetivo principal del trabajo es el estudio de las soluciones de aprovechamiento de la inercia térmica en la envolvente de edificios y su influencia en el consumo energético. En este punto se procede a explicar aquellos indicadores que permiten definir la eficiencia energética de las diferentes soluciones.

La mayor o menor eficiencia energética de los cerramientos se encontrará directamente vinculada a la mayor o menor inercia térmica de los mismos. Conceptualmente se denomina inercia térmica a la dificultad que ofrecen los cuerpos para cambiar el estado en el que se encuentran; es decir, responde a la dificultad que ofrece un cuerpo a cambiar su temperatura y se obtiene cuantificando su masa térmica. Los valores altos de inercia permiten conseguir uno de los objetivos más deseables de un edificio: la estabilidad térmica. Generalmente los edificios se ven permanentemente afectados por las variaciones climáticas externas y por las condiciones de uso interiores. El objetivo deseable desde el punto de vista del bienestar es que la temperatura fluctúe sólo levemente y siempre dentro de los márgenes del confort térmico, reduciendo con ello el consumo de energía de climatización.

En la figura 2, se presenta una gráfica en la que se observan los resultados térmicos de dos viviendas con diferentes inercias (inercia 1 < inercia 2). En ella se plasma el efecto que tiene la envolvente del edificio sobre la temperatura interna del mismo.

Figura 2: Comportamiento de viviendas construidas con envolventes de distintas inercia térmica (inercia 1 < inercia 2)

Figura 2: Comportamiento de viviendas construidas con envolventes de distintas inercia térmica (inercia 1 < inercia 2)

En este ejemplo se puede observar que se logran desfases de onda de 5 y 12 horas, y amortiguaciones de la amplitud de la variación de temperatura del 50 y 80 % respectivamente. Así pues, se definen a continuación los parámetros que permiten evaluar la inercia térmica (desfase y amortiguación térmica) y por lo tanto la eficiencia energética de la solución constructiva (ahorro energético).

El desfase térmico se corresponde con la diferencia horaria entre los valores pico de las ondas de temperatura en ambas caras de un cerramiento o entre la exterior e interior de una edificación. Este fenómeno puede observarse en los procesos de calentamiento solar. Una vez la capa más exterior del cerramiento se ha calentado por la acción conjunta de la radiación solar y de la temperatura exterior, comienza un lento proceso de paso de calor por conducción desde esta capa hacia el interior de la fachada. El tiempo que tarda la onda de calor en atravesar el cerramiento se denomina desfase de la onda térmica.

Como consecuencia del lento proceso de conducción de calor a través del muro, y debido a que las condiciones exteriores cambian (por ejemplo la temperatura disminuye al atardecer y comienzan a aparecer sombras en la edificación), una parte del calor que se había acumulado dentro del cerramiento encuentra una salida térmicamente razonable hacia el exterior, produciéndose un rebote de la onda de calor (figura 3).

Figura 4: Amortiguación térmica

Figura 4: Amortiguación térmica

Para poder cuantificar las distintas soluciones a la luz de este fenómeno, la estabilidad térmica se mide con un coeficiente que relaciona la amplitud de La amplitud del flujo de calor a través de la superficie interna (Dqin) con la amplitud de la oscilación térmica en el exterior (DText). Este parámetro se denomina factor de amortiguación (FA) y se calcula como:

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Donde U es la transmitancia térmica del cerramiento.

Los valores próximos a cero significan que el local no tiene inercia térmica y que cualquier alteración energética se transmite inmediatamente al ambiente interior. Mientras que por otro lado, los valores mayores de 0,5 nos hablan de edificios suficientemente estables para presentar una disposición mínima para cambiar de temperatura.

5.2. Modelización de la demanda energética de un edificio

Para calcular el flujo de calor a través de los cerramientos se modelizaron matemáticamente los mismos. Para el hormigón celular se utilizaron el método de los coeficientes transferencia. Los materiales de cambio de fase se trataron mediante el método de las diferencias finitas ya que la no-linealidad asociada al cambio de fase impedía el uso de los coeficientes de transferencia.

Finalmente el enfriamiento evaporativo fue el modelo más complejo. Para su resolución fue necesario tener en cuenta tanto la transferencia de calor a través del muro interno como la evaporación y el flujo de calor asociado al movimiento del aire en el canal ventilado. Se utilizó el método de los coeficientes transferencia combinado con la ecuación de conservación de masa y energía, lo que implicaba un proceso iterativo.

Las distintas soluciones constructivas consideradas (tabla 2) se implementaron, con el objetivo de evaluar su efecto sobre la demanda energética del edificio. Los resultados se compararon con los de una fachada de doble hoja tradicional (compuesta por los materiales que aparecen en la tabla 3) y en el caso del enfriamiento evaporativo con un fachada ventilada convencional.

Tabla 2. Descripción de las distintas soluciones constructivas estudiadas

Cerramiento Capas (de interior a exterior)
Referencia Enlucido / ladrillo hueco doble / cámara de aire / aislante / ladrillo hueco triple / enfoscado
HC1 Hormigón celular / enfoscado
HC2 Hormigón celular / aislante / enfoscado
PCM1 Yeso laminado con PCM / hormigón celular / enfoscado
PCM2 Yeso laminado con PCM / hormigón celular / aislante / enfoscado
FV Hormigón celular / cámara ventilada sin enfriamiento evaporativo / hoja cerámica
FV con EE Hormigón celular / cámara ventilada con enfriamiento evaporativo / hoja cerámica

Se realizaron simulaciones manteniendo la temperatura constante mediante un sistema de climatización para medir y comparar los consumos energéticos.

Tabla 3. Propiedades de los materiales que forman el cerramiento convencional

Capa

(interior a exterior)Espesor (m)Conductividad (W/(m·K))Densidad (kg/m3)Calor específico (J/(kg·K))AbsortividadEnlucido0,011,30190010000,6Ladrillo hueco doble0,070,4393010000,6Cámara de aire0,020,121,101000-Aislante0,030,043014500,9Ladrillo hueco triple0,120,4393010000,6Enfoscado0,021,30190010000,6

5.3. Enfriamiento evaporativo: Estudio experimental

Tanto el hormigón celular como los materiales de cambio de fase son soluciones cuya aplicación en edificación ha sido ampliamente estudiada. De hecho, existen soluciones comerciales que incorporan estos materiales. En cambio, la incorporación de un sistema de enfriamiento evaporativo para mejorar el comportamiento térmica de la fachada ventilada es más novedosa. Por lo tanto resultó necesario  estudiar experimentalmente este sistema.

Para ello, se construyó prototipo sencillo (figura 4) para validar del modelo propuesto para un caso de enfriamiento evaporativo muy simple y determinar experimentalmente los coeficientes de transferencia de materia y energía que rigen el proceso.

Figura 5: Imagen del prototipo de enfriamiento evaporativo

Figura 5: Imagen del prototipo de enfriamiento evaporativo

En la figura 5, se muestra un esquema del prototipo. Básicamente, éste consiste en un canal horizontal aislado por el que circula aire y que contiene en su parte inferior unas piezas cerámicas porosas en contacto con agua. Debido a la porosidad y a efectos de capilaridad, las piezas se encuentran mojadas y el aire, al pasar por el canal, aumenta su humedad y reduce su temperatura. Haciendo uso de termopares y sondas de humedad, se hace el seguimiento de la temperatura y la humedad del aire antes y después del canal, la temperatura de las piezas y la temperatura del aislante. El aire es forzado a circular a través del canal por un ventilador, su temperatura puede regularse mediante un sistema calefactor y su humedad mediante un sistema de recirculación que permite mezclar en diferentes proporciones el aire más húmedo que ha atravesado el canal con aire exterior más seco.

Figura 6: Esquema del prototipo para estudiar el enfriamiento evaporativo

Figura 6: Esquema del prototipo para estudiar el enfriamiento evaporativo

6. Resultados

6.1. Amortiguación térmica y desfase de onda

La figura 6 muestra los valores del factor de amortiguación (FA) y del desfase de onda (j) para la fachada de doble hoja tradicional y los distintos cerramientos con hormigón celular estudiados (sin o con PCM). Se puede comprobar que la fachada convencional presenta el menor factor de amortiguación y el menor desfase entre todos los cerramientos estudiados, indicando que esta solución constructiva no es óptima en clima mediterráneo.

Figura 7: Factor de amortiguación térmica (izquierda) y desfase térmico (derecha) para distintos cerramientos

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Por otra parte, los resultados obtenidos indican lo siguiente:

  • El hormigón celular presenta características térmicas superiores a las de una fachada convencional de doble hoja.
  • La introducción de una capa exterior de aislante mejora significativamente el comportamiento térmico de la envolvente.
  • La introducción de materiales de cambio de fase en el cerramiento permite aumentar tanto la amortiguación como el desfase térmicos, conduciendo a mejores prestaciones del cerramiento. Asimismo, la eficacia de los PCMs es algo menor que la del aislante.
  • El cerramiento formado por PCM, hormigón celular y aislante combina las ventajas de estos 3 materiales, conduciendo a las mejores características térmicas entre los cerramientos estudiados.

6.2. Demanda energética

La figura 7 muestra las demandas tanto de calefacción como de refrigeración para edificios con distintas envolventes situados en zonas de clima mediterráneo.

Figura 8: Demandas energéticas de calefacción y refrigeración del edificio tipo en Valencia (izquierda) y en Almería (derecha), para las distintas soluciones constructivas consideradas

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En general, el edificio situado en Almería necesita más refrigeración y menos calefacción que la vivienda situada en Valencia, como consecuencia del clima más cálido. Por otra parte, las tendencias observadas al modificar la envolvente son parecidas tanto en calefacción como en refrigeración para ambas ubicaciones.

De los resultados obtenidos que desprende que:

  • El cerramiento convencional conduce a una demanda energética mayor tanto para calefacción como para refrigeración, confirmando que esta solución constructiva no es la más adecuada en clima mediterráneo.
  • Al añadir el aislante mejora significativamente el comportamiento energético del edifico tanto en verano como en invierno.
  • La solución del enfriamiento evaporativo parece ser muy efectiva en verano, cuando reduce la demanda de refrigeración. Sin embargo no es aconsejable en invierno, dado que aumenta la energía que sale a través del cerramiento. Estos resultados indican que el sistema de enfriamiento debería pararse durante los meses de invierno para evitar un sobre-consumo energético.

Con respeto al material con cambio de fase su introducción parece tener poco efecto sobre las demandas de calefacción y refrigeración. Para confirmarlo se han repetido los cálculos  para bloques de hormigón celular de menor espesor (12,5 cm). La figura 8 muestra los resultados obtenidos.

Figura 9: Efecto del espesor del bloque de hormigón celular sobre la demanda energética de un edificio situado en Valencia

Figura 9: Efecto del espesor del bloque de hormigón celular sobre la demanda energética de un edificio situado en Valencia

Se aprecia que al reducir el espesor del hormigón celular, aumenta la demanda energética del edificio. En este caso, al introducir el material de cambio de fase mejora significativamente el comportamiento energético del cerramiento conduciendo a una reducción de las demandas energéticas tanto de calefacción como de enfriamiento. En consecuencia, se puede concluir que el uso de un PCM para reducir la demanda energética de un edificio es eficiente, siempre y cuando se instale sobre paredes con una relativamente baja inercia térmica.

6.3. Estudio experimental del enfriamiento evaporativo

La figura 9 representa los incrementos de temperatura y humedad sufridos por el aire entre la entrada y la salida de la cámara ventilada del prototipo. A partir de los datos obtenidos, es posible evaluar la energía disipada durante el proceso de enfriamiento evaporativo (figura 10).

Figura 10: Cambios de humedad (izquierda) y de temperatura (derecha) del aire circulando en la cámara en función de la temperatura de entrada del mismo.

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Los resultados indican que cuanto más alta es la temperatura de entrada del aire, más efectiva resulta el proceso de evaporación conduciendo a mayores incrementos tanto en la temperatura como en la humedad del aire; y por lo tanto a una mayor disipación de energía mediante el proceso de enfriamiento evaporativo.

Figura 11: Energía disipada durante el proceso de enfriamiento evaporativo

Figura 11: Energía disipada durante el proceso de enfriamiento evaporativo

Finalmente, se observa que existe una buena correlación entre los valores experimentales y los calculados con el modelo, confirmando la validez del mismo.

7. Conclusiones y futuro trabajo

En este trabajo se han propuesto distintos soluciones constructivas con el fin de mejorar la inercia térmica del cerramiento y por lo tanto de reducir las necesidades de aporte energético en sistemas de climatización en clima mediterráneo.

Se han estudiado distintas soluciones constructivas basadas en:

  • el uso de hormigón celular,
  • el aislamiento por el exterior,
  • la introducción de materiales de cambio de fase en el cerramiento,
  • el uso de un sistema de enfriamiento evaporativo en el interior de una cámara ventilada.

A partir de los modelos desarrollados fue posible evaluar las prestaciones térmicas de las distintas soluciones constructivas, llegando a las siguientes conclusiones:

  • El cerramiento tradicional de doble hoja no es la solución constructiva óptima en clima mediterráneo. Es necesario optimizar la envolvente de los edificios para mejorar su eficiencia energética.
  • El hormigón celular presenta un comportamiento térmico superior a las de una fachada convencional, permitiendo reducir significativamente la demanda energética del edificio tanto en calefacción como en refrigeración.
  • El uso de una capa de aislamiento exterior es muy beneficioso de un punto de vista energético.
  • La introducción de materiales de cambio de fase en el cerramiento también mejora las prestaciones térmicas de la fachada. Sin embargo, la efectividad de esta solución depende del tipo de muro sobre el cual se instale.
  • La solución del enfriamiento evaporativo permite reducir la demanda de refrigeración. Pero no debe usarse en invierno, ya que conduce a un aumenta de la demanda de calefacción.

Finalmente, debe destacarse, que las conclusiones aquí destacadas se realizan en base a los resultados obtenidos de la simulación inicial. Para que estas simulaciones tengan validez, deben de calibrarse con los resultados experimentales, para comprobar si su comportamiento es el próximo a la realidad y poder realizar una extrapolación anual de los mismos. Para ello, se construirán prototipos a escala real de las distintas soluciones constructivas propuestas.

Agradecimientos

Este trabajo ha sido financiado por el Instituto de la Mediana y Pequeña Industria Valenciana (IMPIVA) a través del proyecto INERSOL (IMDECA/2011/27).

Referencias

Abhat A., Solar Energy, 30 (1983), p. 313

Badescua V., Sicre B.; Energy and Buildings 35[11] (2003), p. 1077

Chen W., Li W., Heat Transfer – Asian Research, 39[2] (2010), p. 127

Espeau P., Robles L., Cuevas-Diarte M.A., Mondieig D., Haget Y., Materials Research Bulletin, 31 (1996), p. 1219

Ghosal M.K., Tiwari G.N., Srivastava N.S.L., Energy and Buildings, 35(2003), p. 843

He J., Hoyano A., Energy and Buildings, 40[6] (2008), p. 968

He J., Hoyano A., 46 [1] (2011), p. 98

Naticchia B., D’Orazio M., Carbonari A., Persico I., Energy and Buildings, 42(2010), p. 1926

Neila González F. J., Acha Román C., Higueras García E., Bedoya Frutos C., Materiales de Construcción, 58 (2008), p. 119

Turégano J.A., Hernández M.A., García F. , Revista Conarquitectura, 8 (2003), p. 65

Vidrih B., Medved S., International Journal of Energy Research, 32[11] (2008), p. 1016

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